La noche parecía más fría de lo que en verdad fue. Con un
jean y una remera, uno no pasaba mayores inconvenientes. Revolví mi
placard en busca de mis zapatillas para recitales. Son unas viejas, que están preparadas para ser pisoteadas en caso de ser necesario. Cuando estaba listo, baje a la cochera y puse el motor en marcha. Maldije una y otra vez no tener un
cd de la banda en mi coche. Es que hoy en día hacerse con "Nube" es más complicado que encontrar el Santo Grial. Y los discos piratas no son lo mio.
Lo pase a buscar a
Román Pansini (como siempre no estaba preparado) a la hora que habíamos pactado. Jamás de los jamases
Román Pansini esta listo a la hora acordada. Ni siquiera con una pistola apuntándole en la cabeza es capaz de tal hazaña. Es un problema
incorregible dado su edad. La cantidad de autos sobre la cuadra dificultó nuestro estacionamiento sobre la misma, por lo que tuvimos que dejar el auto en una oscura calle aledaña. Uno se podía dar cuenta que el lugar iba a estar colmado. Cuando llegamos, nos dimos cuenta que el
show no había comenzado. Guido había jurado y perjurado que a más tardar daba inicio a las 24, pero llegamos 15 minutos posterior a esa hora y encontramos a los miembros de la banda tomando una
cervecita afuera. La verdad que no me sorprendió en absoluto. No recuerdo haber ido a un recital que empiece en horario.
El problema radiaba en reiterados cortes de luz en el local. Problema que puso en riesgo el recital de Vagantes Nocturnos. Problema, que no fue solucionado en toda la noche.
Nos quedamos tomando algo afuera.
Mojarrita se inclinó por la cerveza y yo por un
fernet. Pude cruzar unas palabras con
Pato y
Berti antes del
show. Como siempre muy amables, los muchachos se mostraban por demás distendidos. Después se metieron para adentro y nosotros tomamos una ronda más.
“Te vieron vestida y perfumada lista para partir. Afilaste tu delirio y casi ya no te cuesta mentir”, ya no quedaban dudas, el
show había empezado. Los primeros acordes de
La llave, descendían del escenario como paracaidistas alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Nuestros ojos tardaron bastante en acostumbrarse a la oscuridad del lugar. El humo del cigarrillo nos abrazo ni bien entramos y ya no nos abandonó en toda la noche. Un muchacho con una remera negra que en la espalda decía “
Staff”, corría de
aca para allá procurando que este todo en orden.
Román Pansini relojeo el
pogo en más de una oportunidad...
¿
Queres saber más? ¿
Queres saber todo lo que paso la noche del viernes? ¿
Queres saber como estuvo el
show? ¿
Queres saber si
Román se le animo al
pogo? Hoy a las 18
hs,
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Boite.
El Toro.-